*Boxeo. Es un deporte que nació como una obligación para poder sostenerse.
Texto y foto: Diana Aguilar
El ex campeón mundial de peso gallo, Romeo Anaya, mejor conocido por los aficionados como "El Lacandón" Anaya, en honor a la Selva Lacandona del Estado de Chiapas, de donde es originario. También ha sido considerado por los expertos del box profesional, como uno de los peleadores mexicanos de todos los tiempos.
Este peleador chiapaneco, calificado y reconocido por los especialistas en la materia como un ponchador fuera de serie, tenía que realizar sus entrenamientos con guantes especiales, muy pesados, con el propósito de los sparrings o ayudantes no fueran lastimados y se pudieran llevar a efecto las prácticas de preparación arriba del cuadrilátero.
“El gimnasio es lo básico en este deporte, en ese entonces había maestros muy buenos para la enseñanza, que nos instruían como pegarle al costal y nos preparaban bien. Al pegar los costales de cuero teníamos que golpear bien y teníamos que meter las manos en vinagre con sal para amacizar los nudillos que nos impedían tener fisuras o que las muñecas se nos lesionaran si golpeábamos mal”.
También compartió sus experiencias dentro del mundo boxístico, cómo entrenaba y sobre su condición física al momento de subir a boxear, de igual forma las técnicas que utilizaba para realizar el deporte que tanto le sigue apasionando, “concentrarme en que se puede dominar la pelea, el calentamiento es básico, un buen movimiento de una o dos horas para estar elástico. Hay que buscar también los sparrings adecuados con el adversario, pero si el peleador nos toca y nos da un golpe que nosotros no respondamos como deba de ser, estas derrotado. Por eso los sparrings deben ser rápidos para dominar el ambiente”.
Fue el 20 de enero de 1973, cuando "El Lacandón" Anaya, tocó con sus puños la gloria boxística al disputar el campeonato mundial de peso gallo, en la ciudad de Panamá, al entonces monarca Enrique "Maravilla" Pinder, noche inolvidable para el mexicano que puso fuera de combate en el tercer asalto, al "Maravilla", para ceñirse el título de monarca mundial gallo con todos los merecimientos para ello.
Romeo Anaya defendió su campeonato en cinco ocasiones, siendo en ésta última, cuando perdió el cinturón, allá en Johannesburgo, África del Sur, frente a Aziar Taylor, que en una pelea de poder a poder superó al mexicano por nocaut en el catorceavo asalto. Sobre la pelea del 25 de mayo de 1974 comentó que él no debía boxear, porque no se encontraba con la condición física como para enfrentarse a su contrincante, “la falta de preparación física en la pelea del 1974, el peso fue muy importante en la pelea con Herrera, aunque el elegido era Alan Runkin, pero él no quería venir a México y yo estaba entrenando para ir a Johannesburgo pero me ganaron el mandado. Yo no iba a pelear en esa ocasión y mis asesores fueron los que me hicieron subir al ring. Con el golpe que me dio durante el combate quede conmocionado e inmóvil y antes había recibido un golpe en la pelea con Taylor. Durante mi carrera también tuve conmociones en el 68 y en el 71”.
Durante su infancia el box nació como una necesidad para poder sacar adelante a su familia, “Es un deporte, que nació como una obligación por que yo la vi con el afán de sacarle provecho, porque de él dependían mis bolsas, quizás las de mis amigos. Aunque a mi me hubiese gustado ser doctor, ingeniero o quizá licenciado pero la necesidad me llevó a ser boxeador. En ese entonces había mucha hambre y como no había estudios mayores nos fuimos por lo fácil y en ese entonces no había pergaminos, ni trofeos, se peleaba por dinero, tenía el espinazo pegado con el corazón por el hambre””.
Sobre sus últimas peleas mencionó que en noviembre de 1979 se fue sin permiso a Cartagena, pero los resultados fueron pésimos, “en 1979 me fui a pelear a Colombia pero me fue muy mal en 8º round, el doctor me había dicho que no peleara ya que mi nivel de alcohol era muy elevado y no me dejó seguir peleando. Incluso me dijo que si prefería el box o el alcohol, desde ese entonces no he vuelto a ver al doctor”.
Su carrera como profesional constó de 87 combates, por lo que se enfrentó a peleadores extranjeros y mexicanos, entre ellos a Alfredo Meneses, Julio Guerrero, a Illie Kazahua, por mencionar algunos de ellos.
Esta es a grandes rasgos la panorámica de un peleador, que como él mismo lo expresara, en su época, vivió intensamente su momento de gloria, apoyado principalmente de su espectacular ponch, que los buenos aficionados del boxeo en el mundo no han olvidado.
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