extraido de Revista Geo una nueva visión del mundo
El fotógrafo Jonathan Torgovnik denuncia en su libro Consecuencias intencionadas las violaciones de mujeres durante el genocidio ruandés. Una mirada distinta, dura, realista.
En febrero del 2006 viajé a África para realizar un reportaje sobre el 25 aniversario del descubrimiento del virus del sida, para la revista Newsweek. Mientras estaba en Ruanda, escuché el testimonio de Margaret (nombre ficticio), una mujer violada durante el genocidio en 1994 que contrajo el virus, quedó embarazada y tuvo un hijo. A finales de ese año decidí volver a Ruanda y trabajar en un proyecto personal sobre las mujeres violadas que tuvieron hijos como consecuencia de la violación sistemática ejercida por las milicias hutus. Impresionado, regresé varias veces más durante los años 2007 y 2008, descubriendo más detalles sobre los horrendos crímenes cometidos contra la población femenina.
Durante el genocidio de 1994, las mujeres de Ruanda estuvieron sometidas a una violencia sexual a gran escala, perpetrada por miembros de la infame milicia hutu, conocidos como Interahamwe. Algunas fueron atacadas por individuos, otras fueron sometidas a violaciones por todo un grupo de milicianos. En ciertos casos fueron obligadas a presenciar la tortura y el asesinato de todos sus familiares. Como consecuencia de este terror generalizado, se estima que nacieron unos 20.000 niños y numerosas mujeres contrajeron el virus del sida.
En mi libro Consecuencias Intencionadas (próximamente a la venta en España) he tratado de recoger las historias de 30 de ellas y de sus hijos. Conocer a las víctimas y escuchar sus testimonios es una experiencia emocional muy intensa. Permanecer ante ellas mientras narran la brutalidad que les ha sido infringida por los hombres te revuelve los sentimientos y, como persona, te provoca un gran vacío y te deja exhausto.
El objetivo
Con mi trabajo quiero mostrar las consecuencias del genocidio, lo que ha tenido que soportar la gente y aún tiene que aguantar hoy en su vida diaria, catorce años después del trágico episodio. Para muchas de estas mujeres, la tragedia todavía no ha terminado. Hay quien me pregunta por qué trabajo en este proyecto. Me dicen que mi labor es encomiable, pero que cuál es el interés de centrarse en algo que ocurrió hace ya casi quince años, cuando hoy día hay mujeres que están sufriendo atrocidades parecidas. A todos ellos les digo lo mismo: las mujeres ruandesas han tardado años en empezar a hablar sobre lo que les pasó, en comenzar su proceso de cura. A las que están padeciendo esta misma violencia hoy en día en diferentes regiones del mundo les llevará años hablar de lo ocurrido, enfrentarse y superar el trauma. Espero que a través de mi trabajo comience una labor de concienciación y sensibilización de la gente ante estas atrocidades.
Profundamente afectado por las consecuencias del genocidio y los desafíos a los que se enfrentan estas personas a diario, por primera vez en mi carrera he sentido la necesidad de hacer algo más allá de la fotografía. Con Jules Shell he creado la Foundation Rwanda (www.foundationrwanda.org), una institución sin ánimo de lucro cuya finalidad es mejorar la vida de los niños y sus madres. La fundación proporciona fondos para la educación secundaria de los niños, ofrece ayuda médica y psicológica a las madres y conciencia sobre las consecuencias del genocidio y de la violencia sexual a través de la fotografía y nuevos medios tecnológicos.
Todavía hoy, las secuelas del genocidio siguen persiguiendo a las mujeres, mientras ellas luchan por rehacer sus vidas. Se enfrentan a grandes dificultades: el estigma de la violación, la discriminación por tener sida y la dificultad de vivir en una comunidad que no ha resuelto todavía las atrocidades experimentadas durante la guerra. Algunas de ellas han sido incapaces de aceptar a sus hijos, producto de la brutalidad a la que fueron sometidas. Otras sí lo han hecho, pero en algunos casos la decisión de quedarse con el niño ha causado el rechazo de los propios familiares hacia ellas y hacia los críos. Los marginan debido a la vergüenza y al estigma de la violación. En Ruanda, donde las familias extensas forman la columna vertebral de la vida comunitaria, tal alienación resulta devastadora para madre e hijo. Ese rechazo por parte de los pocos familiares que en general han logrado sobrevivir les provoca una profunda convulsión interior. Ellas sienten que han perdido su dignidad, que están solas, sin apoyo emocional ni financiero.
Ruanda quizás haya sobrevivido al genocidio y a la brutalidad, pero la existencia de muchos de sus ciudadanos es aún de una fragilidad extrema.
http://www.mundo-geo.es/green-living/el-conflicto-de-ruanda-una-mirada-distinta
martes, 23 de marzo de 2010
lunes, 22 de marzo de 2010
¿Existieron las mujeres piratas?
texto extraido de la revista Muy Interesante
C.A. Caranci
En 1994, los piratas filipinos asaltaron una embarcación en el mar de China y entre ellos había una mujer. En 2006, se indicó la presencia de dos o tres féminas armadas en un barco pirata malayo. Ambos hechos fueron considerados sorprendentes y únicos. Pero la realidad es bien distinta. A pesar de que las mujeres escasean en ciertos ámbitos, la Historia nos habla de importantes científicas, astronautas, políticas, historiadoras, guerreras, gladiadoras, guerrilleras, bastantes literatas, pintoras, médicas, espías y no pocas actrices, modelos… Un listado en el que, evidentemente, también se cuelan personajes femeninos del otro lado de la ley, como gangsters, bandoleras, mafiosas y, claro está, piratas.
Lobas de mar
Siempre ha habido mujeres embarcadas como pescadoras, comerciantes, asalariadas de la Marina... pero también hubo quienes formaron parte de tripulaciones piratas o de la población de los puertos y refugios de corsarios y filibusteros. Aunque la geografía de la piratería, masculina o femenina, es universal, no se sabe mucho de las bandidas del África occidental, de las del subcontinente indio o de Oceanía, y ha habido muy pocas en el mundo árabe. Sabemos más, en cambio, de las de China y del sudeste asiático. Y, por supuesto, las ha habido en la América colonial y, sobre todo, en Europa.
La extracción social de la piratería femenina, de las piratas propiamente dichas y de las demás mujeres de ese entorno, es también variada. Muchas de ellas eran proletarias, campesinas expropiadas, lumpen, delincuentes comunes, prostitutas, sirvientas y, cómo no, ex cautivas y ex esclavas. Algunas fueron simples aventureras, sin causa aparente para lanzarse a la piratería. Las hubo asimismo nacionalistas, contrarias a la dominación extranjera de su país, perseguidas, exiliadas, renegadas y herejes. Otras, tenían un origen burgués, por ser hijas de comerciantes, abogados o funcionarios. Sin olvidar las que provenían de la nobleza, venidas a menos o no, e incluso se sabe de princesas y reinas que acabaron ejerciendo tan aventurado oficio. En definitiva, ha habido mujeres piratas en todas las épocas y de todos los estamentos sociales.
Artemisa, reina y corsaria
En la Antigüedad, el Mediterráneo y el mar del Norte fueron escenarios clásicos de la actividad corsaria. Muchas sociedades, con sus reyes y reinas, vivían de la agricultura, del comercio y... de la piratería. En el siglo V a.C., Herodoto hace referencia a la reina y corsaria Artemisa I de Halicarnaso, que se alió con Jerjes II en Salamina para luchar contra los griegos. De ella diría el rey persa que era la mejor de sus capitanes. Al mando de las galeras de su reino, Caria (Asia Menor), Artemisa usaría estandartes griegos o persas en función de sus intereses. Un siglo después, una tocaya suya, Artemisa II de Halicarnaso, además de ordenar la construcción del famoso Mausoleo, que figuró entre las Siete Maravillas de la Antigüedad, sería conocida por emplear las tácticas más rudimentarias de la piratería para luchar contra sus enemigos. No menos célebres fueron los piratas ilirios, pueblo indoeuropeo que se estableció, sobre todo, en la costa oriental del Adriático, cuya economía se basaba en gran parte en la actividad pirática. Uno de sus más famosos miembros fue una mujer, la reina Teuta, del siglo III a.C., viuda del rey Agrón de los ardiaei –etnia iliria–. Su reino se extendía desde la actual Split, en la costa dálmata, al Epiro, en el extremo noroccidental de Grecia. Teuta organizó excelentemente sus recursos corsarios contra otros piratas ilirios y contra las costas griegas –conquistó la isla de Corfú– e itálicas, hasta que en 229 a.C. los romanos pusieron fin a sus andanzas.
Alvilda
En el siglo I En el Báltico y el mar del Norte, los antepasados de los vikingos ejercieron también la piratería a gran escala y en ella, por supuesto, no faltaron mujeres. Como Alvilda, la bella princesa guerrera sueca, de dudosa existencia, y cuya vida narra el monje sajón Saxo Gramático, de los siglos XII y XIII, en su Historia de los daneses. El fraile sitúa a la pirata en el siglo I, y cuenta que, para no casarse con un príncipe danés, la chica huyó de su casa y se puso al mando de una tripulación de mujeres –más tarde también de hombres– junto a su hermana, dedicándose al abordaje de barcos y poblaciones costeras de Dinamarca. Finalmente, fue capturada vestida de hombre por el pretendiente despechado y hay quien asegura que se casó con él.
En la Edad Media, a partir del siglo VI y tras las invasiones eslavas, hubo mujeres entre los piratas croatas, dálmatas y vénetos del Adriático. Y en el mundo vikingo también: la sueca Sigrid del siglo X, las noruegas Rusla y Aasa, del IX, y la islandesa Freydis, hija del vikingo Erik el Rojo, en el siglo XI. Se conocen también algunas frisonas, danesas y germanas, como Foelke, que vivió en el XIV, y algunas francesas, a caballo entre la milicia y el corso, entre las que destacan Jeanne de Montfort, hija de un conde francés, y Jeanne Clisson.
Piratería femenina en el Mediterráneo
Llegados a la Edad Moderna, el Mediterráneo era un mar de piratas. Se sabe de una bereber, Sidá al-Hurra, que fue sultana durante el siglo XVI. Incluso la literatura se hace eco de ellas. Así, Cervantes cuenta historias, quizá ficticias o basadas en realidades difusas, de piratas –o similares– españolas, moriscas, e italianas, algunas de ellas ex cautivas, en el norte de África.
Más al Norte, entre el siglo XVI y el XVII, una peculiar familia pirata córnica fue la de los Killigrew, en la que hay varias mujeres –ver recuadro–. Inglesa era Juana la Negra e irlandesa Grace O’Malley. Ésta última, cuyo verdadero nombre en gaélico era Grainne Ni Mhaille, pertenecía a una saga de la pequeña nobleza que se remontaba al siglo XII y era antiinglesa, pues su familia no había rendido vasallaje a Enrique VIII de Inglaterra. Nacida hacia 1530, hablaba habitualmente gaélico y muy mal el inglés. Oficialmente cristiana, conservaba la religión druídica, por cuyos ritos se casó la segunda vez. Participaba en las luchas de clanes y familias irlandesas y era una experta marinera. Entre 1550 y 1600 fue una verdadera pirata brutal y sin escrúpulos, incluso con sus propios hijos. Poseía una gran flota con la que atacaba poblaciones costeras inglesas e irlandesas y asaltaba barcos, incluso turcos y españoles.
Isabel I de Inglaterra ofreció 500 libras por su cabeza, fue dos veces capturada y dos excarcelada. En los últimos años pidió y obtuvo la gracia de la Reina, con la que llegó a un acuerdo, en 1593, por el que ésta aceptaba sus reclamaciones de tierras y le concedía el perdón convirtiéndola en su aliada. Su castillo todavía puede verse en la isla de Clare. Murió, se dice, reincidente, en el asalto a un barco.
Bonny y Read
Entre los siglos XVI y XVIII las aguas americanas fueron el paraíso del bandidaje marino. Y también un nido de piratas euroamericanas: mujeres en su mayoría europeas, deportadas o emigradas a América. Algunas habían sido capturadas junto a tripulaciones piratas o en puertos piratas. Judith-Armande Préjoly, nacida en el siglo XVII, sería una de ellas. De existencia dudosa, se cuenta que fue ahijada de Richelieu y hereje, lo mismo que Marie-Anne Dieu-le-Veut. Mencionaremos también a la renegada anglofrancesa Charlotte de Berry y a la marquesa de Fresne, ambas del XVII. Otras dos mujeres piratas de fama fueron la irlandesa Anne Bonny y la angloirlandesa Mary Read. Éstas han sido las más celebradas en narraciones y películas. Defoe se inventó unas biografías del gusto del siglo XVII, en las que la verdad salía bastante malparada. Anne Bonny era hija natural de un abogado irlandés, que la llevó a Carolina del Sur, EE UU. La chica, fuerte y brutal, mató a una sirvienta de una cuchillada. Se la relaciona con algunos hombres, pero sobre todo con el pirata Rackham, apodado Calico Jack.
Por su parte, Mary Read, quien quizá fuera hija de una prostituta, se manifestó siempre como un varón y desde pequeña le gustaba vestir como tal. Se alistó en el ejército inglés y luego en una unidad holandesa, sin revelar su sexo. En algún momento se unió a la tripulación del barco de Rackham, donde conoció a Anne y acabaron siendo amigas y amantes. En el barco llevaban ropas de hombre, juraban y blasfemaban, y en los combates se portaban más bravamente que muchos de ellos.
Capturadas junto a Rackham, fueron juzgadas en la Jamaica británica y condenadas, en 1720, por “participar en bandas piratas y en combates”. Curiosamente, las mujeres que ejercían la piratería no solían ser ahorcadas, excepto si habían participado en combates y, aun así, solían salvarse si se decían embarazadas. Es lo que ocurrió con Anne y Mary, que gracias a su embarazo sólo fueron encarceladas. También en el siglo XVIII se hicieron famosas Mary Lindsey, para algunos puta y criminal, Mary Harvey, Rachel Wall, que fue más bien una raquera, y la irlandesa Margaret Jordan, ambas condenadas a muerte en 1789 y 1809, respectivamente.
Filibusteras
En el siglo XIX, la piratería se extinguió en Europa, pero continuó una forma de filibusterismo en Latinoamérica. En éste oficio se mezclaban hombres y mujeres, simples bandidos, negreros, mercenarios, inmigrados y exilados, muchos al servicio de latifundistas, de potentados locales e incluso de repúblicas de reciente cuño. Algunos autores meten en este saco a Anita, la mujer del italiano Giuseppe Garibaldi, mercenario patriota y parece ser que también pirata durante un tiempo, que vivió en los años 40 del siglo XIX. En la lista aparece María Cruz, negrera lisboeta de la primera mitad del mismo siglo, y Vanda, la extraña compañera rusa de un curioso ex cura y semipirata, tal vez colombiano de origen español, Domingo Muñoz. En sus aventuras se mezcla la piratería con las religiones africanas de los esclavos huidos que habían formado comunidades cimarronas independientes.
La piratería ha sido una plaga en el mar del Japón, lo sigue siendo en el de la China meridional y en los archipiélagos de Indonesia y, como en Europa, se mezcla con la economía y la política. Muy activos fueron los piratas japoneses y también los vietnamitas, entre los que, se dice, había algunas féminas.
Los viajeros europeos hablan de mujeres chinas, en distintas épocas, que se dedicaban a la piratería y que participaban en combates junto a los hombres, y cuentan que hubo más de una. La más famosa fue Ching Shih (1785-1844). Esta violenta, inteligente y manipuladora pirata cantonesa, que al parecer había sido prostituta, fue mujer de un famoso corsario, Zheng Yi. A su muerte, amplió y mandó su gran flota pirata reuniendo unos 1.800 barcos entre juncos artillados y otras embarcaciones, con más de 70.000 personas bajo sus órdenes, casi un pequeño estado. Activa entre 1807 y 1810, atacaba a las poblaciones de la costa de China meridional en torno a Cantón y asaltaba barcos de cualquier bandera, enfrentándose y derrotando en ocasiones a la flota imperial china.
Prohibía el maltrato y la violación de las mujeres, por lo que fue considerada, abusivamente, feminista ante litteram. Pero hacia 1810, su gigantesco emporio, muy difícil de gobernar, entró en crisis. Algunos de sus jefes se amotinaron y se rindieron al gobierno central, sobre todo cuando el emperador ofreció el perdón, del que acabó gozando también Ching Shih.
C.A. Caranci
En 1994, los piratas filipinos asaltaron una embarcación en el mar de China y entre ellos había una mujer. En 2006, se indicó la presencia de dos o tres féminas armadas en un barco pirata malayo. Ambos hechos fueron considerados sorprendentes y únicos. Pero la realidad es bien distinta. A pesar de que las mujeres escasean en ciertos ámbitos, la Historia nos habla de importantes científicas, astronautas, políticas, historiadoras, guerreras, gladiadoras, guerrilleras, bastantes literatas, pintoras, médicas, espías y no pocas actrices, modelos… Un listado en el que, evidentemente, también se cuelan personajes femeninos del otro lado de la ley, como gangsters, bandoleras, mafiosas y, claro está, piratas.
Lobas de mar
Siempre ha habido mujeres embarcadas como pescadoras, comerciantes, asalariadas de la Marina... pero también hubo quienes formaron parte de tripulaciones piratas o de la población de los puertos y refugios de corsarios y filibusteros. Aunque la geografía de la piratería, masculina o femenina, es universal, no se sabe mucho de las bandidas del África occidental, de las del subcontinente indio o de Oceanía, y ha habido muy pocas en el mundo árabe. Sabemos más, en cambio, de las de China y del sudeste asiático. Y, por supuesto, las ha habido en la América colonial y, sobre todo, en Europa.
La extracción social de la piratería femenina, de las piratas propiamente dichas y de las demás mujeres de ese entorno, es también variada. Muchas de ellas eran proletarias, campesinas expropiadas, lumpen, delincuentes comunes, prostitutas, sirvientas y, cómo no, ex cautivas y ex esclavas. Algunas fueron simples aventureras, sin causa aparente para lanzarse a la piratería. Las hubo asimismo nacionalistas, contrarias a la dominación extranjera de su país, perseguidas, exiliadas, renegadas y herejes. Otras, tenían un origen burgués, por ser hijas de comerciantes, abogados o funcionarios. Sin olvidar las que provenían de la nobleza, venidas a menos o no, e incluso se sabe de princesas y reinas que acabaron ejerciendo tan aventurado oficio. En definitiva, ha habido mujeres piratas en todas las épocas y de todos los estamentos sociales.
Artemisa, reina y corsaria
En la Antigüedad, el Mediterráneo y el mar del Norte fueron escenarios clásicos de la actividad corsaria. Muchas sociedades, con sus reyes y reinas, vivían de la agricultura, del comercio y... de la piratería. En el siglo V a.C., Herodoto hace referencia a la reina y corsaria Artemisa I de Halicarnaso, que se alió con Jerjes II en Salamina para luchar contra los griegos. De ella diría el rey persa que era la mejor de sus capitanes. Al mando de las galeras de su reino, Caria (Asia Menor), Artemisa usaría estandartes griegos o persas en función de sus intereses. Un siglo después, una tocaya suya, Artemisa II de Halicarnaso, además de ordenar la construcción del famoso Mausoleo, que figuró entre las Siete Maravillas de la Antigüedad, sería conocida por emplear las tácticas más rudimentarias de la piratería para luchar contra sus enemigos. No menos célebres fueron los piratas ilirios, pueblo indoeuropeo que se estableció, sobre todo, en la costa oriental del Adriático, cuya economía se basaba en gran parte en la actividad pirática. Uno de sus más famosos miembros fue una mujer, la reina Teuta, del siglo III a.C., viuda del rey Agrón de los ardiaei –etnia iliria–. Su reino se extendía desde la actual Split, en la costa dálmata, al Epiro, en el extremo noroccidental de Grecia. Teuta organizó excelentemente sus recursos corsarios contra otros piratas ilirios y contra las costas griegas –conquistó la isla de Corfú– e itálicas, hasta que en 229 a.C. los romanos pusieron fin a sus andanzas.
Alvilda
En el siglo I En el Báltico y el mar del Norte, los antepasados de los vikingos ejercieron también la piratería a gran escala y en ella, por supuesto, no faltaron mujeres. Como Alvilda, la bella princesa guerrera sueca, de dudosa existencia, y cuya vida narra el monje sajón Saxo Gramático, de los siglos XII y XIII, en su Historia de los daneses. El fraile sitúa a la pirata en el siglo I, y cuenta que, para no casarse con un príncipe danés, la chica huyó de su casa y se puso al mando de una tripulación de mujeres –más tarde también de hombres– junto a su hermana, dedicándose al abordaje de barcos y poblaciones costeras de Dinamarca. Finalmente, fue capturada vestida de hombre por el pretendiente despechado y hay quien asegura que se casó con él.
En la Edad Media, a partir del siglo VI y tras las invasiones eslavas, hubo mujeres entre los piratas croatas, dálmatas y vénetos del Adriático. Y en el mundo vikingo también: la sueca Sigrid del siglo X, las noruegas Rusla y Aasa, del IX, y la islandesa Freydis, hija del vikingo Erik el Rojo, en el siglo XI. Se conocen también algunas frisonas, danesas y germanas, como Foelke, que vivió en el XIV, y algunas francesas, a caballo entre la milicia y el corso, entre las que destacan Jeanne de Montfort, hija de un conde francés, y Jeanne Clisson.
Piratería femenina en el Mediterráneo
Llegados a la Edad Moderna, el Mediterráneo era un mar de piratas. Se sabe de una bereber, Sidá al-Hurra, que fue sultana durante el siglo XVI. Incluso la literatura se hace eco de ellas. Así, Cervantes cuenta historias, quizá ficticias o basadas en realidades difusas, de piratas –o similares– españolas, moriscas, e italianas, algunas de ellas ex cautivas, en el norte de África.
Más al Norte, entre el siglo XVI y el XVII, una peculiar familia pirata córnica fue la de los Killigrew, en la que hay varias mujeres –ver recuadro–. Inglesa era Juana la Negra e irlandesa Grace O’Malley. Ésta última, cuyo verdadero nombre en gaélico era Grainne Ni Mhaille, pertenecía a una saga de la pequeña nobleza que se remontaba al siglo XII y era antiinglesa, pues su familia no había rendido vasallaje a Enrique VIII de Inglaterra. Nacida hacia 1530, hablaba habitualmente gaélico y muy mal el inglés. Oficialmente cristiana, conservaba la religión druídica, por cuyos ritos se casó la segunda vez. Participaba en las luchas de clanes y familias irlandesas y era una experta marinera. Entre 1550 y 1600 fue una verdadera pirata brutal y sin escrúpulos, incluso con sus propios hijos. Poseía una gran flota con la que atacaba poblaciones costeras inglesas e irlandesas y asaltaba barcos, incluso turcos y españoles.
Isabel I de Inglaterra ofreció 500 libras por su cabeza, fue dos veces capturada y dos excarcelada. En los últimos años pidió y obtuvo la gracia de la Reina, con la que llegó a un acuerdo, en 1593, por el que ésta aceptaba sus reclamaciones de tierras y le concedía el perdón convirtiéndola en su aliada. Su castillo todavía puede verse en la isla de Clare. Murió, se dice, reincidente, en el asalto a un barco.
Bonny y Read
Entre los siglos XVI y XVIII las aguas americanas fueron el paraíso del bandidaje marino. Y también un nido de piratas euroamericanas: mujeres en su mayoría europeas, deportadas o emigradas a América. Algunas habían sido capturadas junto a tripulaciones piratas o en puertos piratas. Judith-Armande Préjoly, nacida en el siglo XVII, sería una de ellas. De existencia dudosa, se cuenta que fue ahijada de Richelieu y hereje, lo mismo que Marie-Anne Dieu-le-Veut. Mencionaremos también a la renegada anglofrancesa Charlotte de Berry y a la marquesa de Fresne, ambas del XVII. Otras dos mujeres piratas de fama fueron la irlandesa Anne Bonny y la angloirlandesa Mary Read. Éstas han sido las más celebradas en narraciones y películas. Defoe se inventó unas biografías del gusto del siglo XVII, en las que la verdad salía bastante malparada. Anne Bonny era hija natural de un abogado irlandés, que la llevó a Carolina del Sur, EE UU. La chica, fuerte y brutal, mató a una sirvienta de una cuchillada. Se la relaciona con algunos hombres, pero sobre todo con el pirata Rackham, apodado Calico Jack.
Por su parte, Mary Read, quien quizá fuera hija de una prostituta, se manifestó siempre como un varón y desde pequeña le gustaba vestir como tal. Se alistó en el ejército inglés y luego en una unidad holandesa, sin revelar su sexo. En algún momento se unió a la tripulación del barco de Rackham, donde conoció a Anne y acabaron siendo amigas y amantes. En el barco llevaban ropas de hombre, juraban y blasfemaban, y en los combates se portaban más bravamente que muchos de ellos.
Capturadas junto a Rackham, fueron juzgadas en la Jamaica británica y condenadas, en 1720, por “participar en bandas piratas y en combates”. Curiosamente, las mujeres que ejercían la piratería no solían ser ahorcadas, excepto si habían participado en combates y, aun así, solían salvarse si se decían embarazadas. Es lo que ocurrió con Anne y Mary, que gracias a su embarazo sólo fueron encarceladas. También en el siglo XVIII se hicieron famosas Mary Lindsey, para algunos puta y criminal, Mary Harvey, Rachel Wall, que fue más bien una raquera, y la irlandesa Margaret Jordan, ambas condenadas a muerte en 1789 y 1809, respectivamente.
Filibusteras
En el siglo XIX, la piratería se extinguió en Europa, pero continuó una forma de filibusterismo en Latinoamérica. En éste oficio se mezclaban hombres y mujeres, simples bandidos, negreros, mercenarios, inmigrados y exilados, muchos al servicio de latifundistas, de potentados locales e incluso de repúblicas de reciente cuño. Algunos autores meten en este saco a Anita, la mujer del italiano Giuseppe Garibaldi, mercenario patriota y parece ser que también pirata durante un tiempo, que vivió en los años 40 del siglo XIX. En la lista aparece María Cruz, negrera lisboeta de la primera mitad del mismo siglo, y Vanda, la extraña compañera rusa de un curioso ex cura y semipirata, tal vez colombiano de origen español, Domingo Muñoz. En sus aventuras se mezcla la piratería con las religiones africanas de los esclavos huidos que habían formado comunidades cimarronas independientes.
La piratería ha sido una plaga en el mar del Japón, lo sigue siendo en el de la China meridional y en los archipiélagos de Indonesia y, como en Europa, se mezcla con la economía y la política. Muy activos fueron los piratas japoneses y también los vietnamitas, entre los que, se dice, había algunas féminas.
Los viajeros europeos hablan de mujeres chinas, en distintas épocas, que se dedicaban a la piratería y que participaban en combates junto a los hombres, y cuentan que hubo más de una. La más famosa fue Ching Shih (1785-1844). Esta violenta, inteligente y manipuladora pirata cantonesa, que al parecer había sido prostituta, fue mujer de un famoso corsario, Zheng Yi. A su muerte, amplió y mandó su gran flota pirata reuniendo unos 1.800 barcos entre juncos artillados y otras embarcaciones, con más de 70.000 personas bajo sus órdenes, casi un pequeño estado. Activa entre 1807 y 1810, atacaba a las poblaciones de la costa de China meridional en torno a Cantón y asaltaba barcos de cualquier bandera, enfrentándose y derrotando en ocasiones a la flota imperial china.
Prohibía el maltrato y la violación de las mujeres, por lo que fue considerada, abusivamente, feminista ante litteram. Pero hacia 1810, su gigantesco emporio, muy difícil de gobernar, entró en crisis. Algunos de sus jefes se amotinaron y se rindieron al gobierno central, sobre todo cuando el emperador ofreció el perdón, del que acabó gozando también Ching Shih.
viernes, 19 de marzo de 2010
miércoles, 17 de marzo de 2010
martes, 16 de marzo de 2010
domingo, 14 de marzo de 2010
Ivis, artesanias
por Jasmín Ojeda
Ivis Iván Pérez Miranda es un joven chiapaneco de 28 años, él cursa la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades de La UNACH, cursa el segundo semestre de la carrera y por si fuera poco es vendedor de artesanías, artesano desde los 12 años, artesano por pasión y por herencia.
Ivis coloca su mesa de metal, la cubre con su manta verde y comienza a colocar sus artesanías, luego comienza a crear más mientras espera clientes, esto lo hace de lunes a jueves frente a Crediland y de Viernes a Domingo frente a la catedral de San Marcos, esta rutina inicia de 8:30 am y culmina entre las 2 y 2:30pm, pues tiene que ir a clases por las tardes.
Los fines de semana son los días en que esta todo el día en su mesa de metal con su manta verde, frente a la catedral, sábados y domingos son los días en que mejor se vende dice él, además le ayuda el hecho de estar en el corazón de la ciudad pues es ahí donde transitan más gente y donde además se distrae observando chicas lindas.
Aparentemente es un negocio que sirve para sobrellevar la situación, mencionó él, ya que alcanza para pagar la cuota que cobra el municipio por el permiso para poder vender y te queda para el gasto de la semana, el permiso que se paga a municipio es de 380 pesos al mes, lo demás ya es ganancia.
Nuestro buen amigo Ivis vende prendas hechas con semillas, piedras, minerales, cuarzos, cristales, obsidianas, conchas, mecate, hilo encerado, alambre, metal, plata, madera, coco, cuero y otras cosas naturales. Con el encontraras pulseras, brazaletes, collares, gargantillas, anillos, aretes y atrapa sueños.
Apoyemos el trabajo artesanal, es de mejor calidad y mayor valor cultural.
Ivis Iván Pérez Miranda es un joven chiapaneco de 28 años, él cursa la licenciatura en Lengua y Literatura Hispanoamericana en la Facultad de Humanidades de La UNACH, cursa el segundo semestre de la carrera y por si fuera poco es vendedor de artesanías, artesano desde los 12 años, artesano por pasión y por herencia.
Ivis coloca su mesa de metal, la cubre con su manta verde y comienza a colocar sus artesanías, luego comienza a crear más mientras espera clientes, esto lo hace de lunes a jueves frente a Crediland y de Viernes a Domingo frente a la catedral de San Marcos, esta rutina inicia de 8:30 am y culmina entre las 2 y 2:30pm, pues tiene que ir a clases por las tardes.
Los fines de semana son los días en que esta todo el día en su mesa de metal con su manta verde, frente a la catedral, sábados y domingos son los días en que mejor se vende dice él, además le ayuda el hecho de estar en el corazón de la ciudad pues es ahí donde transitan más gente y donde además se distrae observando chicas lindas.
Aparentemente es un negocio que sirve para sobrellevar la situación, mencionó él, ya que alcanza para pagar la cuota que cobra el municipio por el permiso para poder vender y te queda para el gasto de la semana, el permiso que se paga a municipio es de 380 pesos al mes, lo demás ya es ganancia.
Nuestro buen amigo Ivis vende prendas hechas con semillas, piedras, minerales, cuarzos, cristales, obsidianas, conchas, mecate, hilo encerado, alambre, metal, plata, madera, coco, cuero y otras cosas naturales. Con el encontraras pulseras, brazaletes, collares, gargantillas, anillos, aretes y atrapa sueños.
Apoyemos el trabajo artesanal, es de mejor calidad y mayor valor cultural.
sábado, 13 de marzo de 2010
Bendizion: Reggae Cultural
Por Jasmín Ojeda
Bendizion es una banda de reggae joven, se formó el 22 de junio del 2008, con una propuesta fresca y letras de buen contenido, se definen como reggae cultural pues su música nos habla de la historia de nuestros ancestros mayas, de nuestras raíces como mexicanos, amor, hermandad, paz, respeto y tolerancia, ellos predican el amor a sus raíces, pues pretenden que los jóvenes nos interesemos por nuestra cultura.
La idea surge a partir del baterista Jesús Cigarroa “Chuzz”, él se encargó de reunir a los chicos que conforman la banda, se conocieron en toquines y al principio se comunicaban por correo hasta que se consolidaron como Bendizion. Les presento la propuesta y les agrado, todos contaban con antecedentes musicales, con experiencia en bandas anteriores como Juana Rasta.
Ellos consideran que actualmente los jóvenes están distraídos por los medios de comunicación y se han olvidado de lo que en realidad tiene más valor, “cambiamos por nuevos ritmos musicales y letras con contenido cultural, hablamos de historia de forma llamativa, así captamos la atención de los chavos y hacemos que se interesen en la cultura” Palomo.
Bendizion se ha dado a conocer y se abrió camino gracias a sus esfuerzos y el apoyo que ha recibido de Coneculta, ahora son un grupo bien posicionado en el campo de la música de reggae y han recorrido por varios estados incluso compartido escenario con artistas de talla internacional.
Eventos en los que han participado
En Aguascalientes fueron invitados al festival de reggae en el Nausea Bar por la banda Mata la Bacha, en Querétaro los invito la banda Leones negros a la presentación de su disco doble, en Guanajuato un bar los invito a tocar gracias a un amigo que los contacto, en Oaxaca participaron en el festival cultural de reggae Oaxaca 2009.
En Chiapas de donde son originarios han participado en la feria Chiapas 2009, en el festival de rock, en la sala de artes escénicas Carlos Olmos del Coneculta presentaron su demo “nuestras raíces” y en varios eventos en el parque de la Juventud, en San Cristóbal participaron en el festival de reggae Fuego Nuevo, en Cintalapa se presentaron en el bar 1910 a la zona costera fueron por Tonalá al Bar piñas and Charly, pasaron por Pijijiapan a la feria del pueblo Coneculta, finalizaron enTapachula al festival de reggae organizado por la banda Erizos, también estuvieron en Comitán invitados al festival Rosario Castellanos y alguna vez fueron a Palenque a un festival.
Han Compartido escenario con bandas de talla nacional e internacional como antidoping, ganja, rastrillos, panteón rococó, nognes reggae clan , leones negros, bakte, los de abajo y ya de ligas mayores a nivel Internacional los Pericos, Amparanoia de España, Black Star Jamaica, Rascocoman de Cuba y Moyenei de chile.
El dato más importante, quienes son; Chuz baterista y coros, Palomo bajo, Victor guitarra y voz, Rafa sintetizadores, Ricardo sax alto e Iván con el trombón.
Bendizion es una banda de reggae joven, se formó el 22 de junio del 2008, con una propuesta fresca y letras de buen contenido, se definen como reggae cultural pues su música nos habla de la historia de nuestros ancestros mayas, de nuestras raíces como mexicanos, amor, hermandad, paz, respeto y tolerancia, ellos predican el amor a sus raíces, pues pretenden que los jóvenes nos interesemos por nuestra cultura.
La idea surge a partir del baterista Jesús Cigarroa “Chuzz”, él se encargó de reunir a los chicos que conforman la banda, se conocieron en toquines y al principio se comunicaban por correo hasta que se consolidaron como Bendizion. Les presento la propuesta y les agrado, todos contaban con antecedentes musicales, con experiencia en bandas anteriores como Juana Rasta.
Ellos consideran que actualmente los jóvenes están distraídos por los medios de comunicación y se han olvidado de lo que en realidad tiene más valor, “cambiamos por nuevos ritmos musicales y letras con contenido cultural, hablamos de historia de forma llamativa, así captamos la atención de los chavos y hacemos que se interesen en la cultura” Palomo.
Bendizion se ha dado a conocer y se abrió camino gracias a sus esfuerzos y el apoyo que ha recibido de Coneculta, ahora son un grupo bien posicionado en el campo de la música de reggae y han recorrido por varios estados incluso compartido escenario con artistas de talla internacional.
Eventos en los que han participado
En Aguascalientes fueron invitados al festival de reggae en el Nausea Bar por la banda Mata la Bacha, en Querétaro los invito la banda Leones negros a la presentación de su disco doble, en Guanajuato un bar los invito a tocar gracias a un amigo que los contacto, en Oaxaca participaron en el festival cultural de reggae Oaxaca 2009.
En Chiapas de donde son originarios han participado en la feria Chiapas 2009, en el festival de rock, en la sala de artes escénicas Carlos Olmos del Coneculta presentaron su demo “nuestras raíces” y en varios eventos en el parque de la Juventud, en San Cristóbal participaron en el festival de reggae Fuego Nuevo, en Cintalapa se presentaron en el bar 1910 a la zona costera fueron por Tonalá al Bar piñas and Charly, pasaron por Pijijiapan a la feria del pueblo Coneculta, finalizaron enTapachula al festival de reggae organizado por la banda Erizos, también estuvieron en Comitán invitados al festival Rosario Castellanos y alguna vez fueron a Palenque a un festival.
Han Compartido escenario con bandas de talla nacional e internacional como antidoping, ganja, rastrillos, panteón rococó, nognes reggae clan , leones negros, bakte, los de abajo y ya de ligas mayores a nivel Internacional los Pericos, Amparanoia de España, Black Star Jamaica, Rascocoman de Cuba y Moyenei de chile.
El dato más importante, quienes son; Chuz baterista y coros, Palomo bajo, Victor guitarra y voz, Rafa sintetizadores, Ricardo sax alto e Iván con el trombón.
domingo, 7 de marzo de 2010
miércoles, 3 de marzo de 2010
LA VIDA MODERNA
ESTA rola me encanta, arriba la LIBERACIÓN FEMENINA
Es de PASTORA una española con una propuesta interesante
muy fresca
Hoy tengo ganas de saltarme las reglas de la vida moderna
De salirme de madre, caminar despacio por la calle.
No gastar dinero y forrarme por la geta
Y fumar lo que sea a la hora de la siesta.
Hoy tengo ganas de saltarme las normas, de ponerme cachonda,
De no avergonzarme por el subidón de hormona
De buscar una ganga y encontrarla a la primera
De llevármela a casa y casarme por lo civil.
Ay, cuántos días encorsetada,
Riendo a fuerza no gano nada
Si no hablo es que escucho.
Si muerdo es que saboreo.
Me apetece más …
Me apetece más …
Hoy tengo ganas de saltarme los mitos que murieron solitos
De invitar a champaña a to’aquél que quiso y nunca lo dijo
De perder las formas, de no tener tope,
De tenerte cerca si se hace de noche.
Hoy tengo ganas de saltarme las reglas de la vida moderna
De juntar lo que nadie quiere y montarme una tienda
De construir un palacio y luego tirarle piedras
De divorciarme de ti por lo civil.
Es de PASTORA una española con una propuesta interesante
muy fresca
Hoy tengo ganas de saltarme las reglas de la vida moderna
De salirme de madre, caminar despacio por la calle.
No gastar dinero y forrarme por la geta
Y fumar lo que sea a la hora de la siesta.
Hoy tengo ganas de saltarme las normas, de ponerme cachonda,
De no avergonzarme por el subidón de hormona
De buscar una ganga y encontrarla a la primera
De llevármela a casa y casarme por lo civil.
Ay, cuántos días encorsetada,
Riendo a fuerza no gano nada
Si no hablo es que escucho.
Si muerdo es que saboreo.
Me apetece más …
Me apetece más …
Hoy tengo ganas de saltarme los mitos que murieron solitos
De invitar a champaña a to’aquél que quiso y nunca lo dijo
De perder las formas, de no tener tope,
De tenerte cerca si se hace de noche.
Hoy tengo ganas de saltarme las reglas de la vida moderna
De juntar lo que nadie quiere y montarme una tienda
De construir un palacio y luego tirarle piedras
De divorciarme de ti por lo civil.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

