Hay momentos en la vida, en los que puede ser más sencillo voltear la mirada y alejarse en silencio, sin pedir cuentas, sin exigir explicación, sin hacer el mínimo comentario al respecto, simplemente desaparecer paulatinamente, antes de entrar en una crisis moral que pueda arrastrarte a los más terribles abismos pasionales, hay momentos en los que simplemente alejarse es lo correcto, cuando ya no hay más un lugar.
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