de Jasmín Ojeda
Rin, Rin, rin, rin suena la alarma del despertador, sábado por la mañana, es otoño cuando las hojas de los árboles se desprenden suavemente para besar la tierra,y en casa una mano se extiende para silenciar el sonido ensordecedor que emite el pequeño despertador.
Don Alberto, “Beto” se sienta a la orilla de su cama, se estira para despertar cada uno de sus músculos y pronto comienza a observar, observa minuciosamente su casa, es vieja igual que él, esta desordenada y sucia, piensa por un momento y sabe que necesita ordenarla, se pone de pie y se dispone a levantar el desorden.
Poco a poco, comienza a levantar las cosas, pues la edad ha causado sus estragos y debe ser cuidadoso, hasta que tropieza con una caja vieja, la cual esta vestida con polvo que muestra el tiempo transcurrido desde la última vez que fue tocada.
La curiosidad lo invade y se decide por levantar aquella caja misteriosa, la coloca en una mesa y se dispone a descubrir lo que ella esconde… una nube de polvo se eleva hacia su rostro, el tose y de pronto se encuentra observando unos juguetes viejos, cuando esta por tocarlos, se encuentra en un lugar que recuerda bien, se encuentra como testigo ocular de una maravillosa escena.
Está en un patio que parece conocer desde siempre, es el patio de su casa cuando era niño, y luego ve como juega, se ve a el mismo cuando tenía 8 añitos, él ríe y juega, juega y ríe, toma su carrito de madera y corre, corre y juega, toma su carrito y recorre la calle, sueña que maneja un camión, sueña que viaja por el mundo, que recorre montañas, que atraviesa ríos, que maneja por horas y horas, eso sueña el pequeño Betito.
Por otro lado Martín juega bailando su trompo, el cual gira y gira, en círculos sobre su propio eje, gira y simulas un remolino. Martín observa ansioso, esperando el momento en que el trompo deje su enigmático baile, espera por el simple placer de hacerlo bailar nuevamente. Él disfruta la danza de su trompo, lo hace una y otra vez.
Maura, Erica, Juan y Alfredo juegan canicas, trip, trap, chic, poc, psss, chocan las canicas y Maura dice a Juan –Estas a una cuarta de mí, ahora sí que te gano, eso te pasa por casquillar mi canica.
Don Beto intenta acercarse a él mismo, intenta penetrar la barrera que divide los tiempos, intenta unir su pasado a su presente, pero de pronto Tururu Tururu Tururu, el timbre de su casa ha sonado, y el pasado se disuelve en el espacio, y ve que en sus manos cuelga ese carrito de madera, lo ve fijamente, no puede dejar de sentir melancolía, experimenta un sentimiento de ausencia, que lo toma en sus brazos y lo envuelve de tristeza, siente el vacío de aquella satisfacción que le producía ese trozo viejo de madera, observa nuevamente el trozo de madera que parece ser un carro tosco, grande y pesado, recuerda como lo hacía feliz cuando era apenas un niño. Don Beto no puede evitar la lágrima que ha escapado de sus ojos, pero su orgullo domina el instante, con rapidez su mano esconde esa lágrima, deja el carrito en la mesa y sale a abrir su puerta.
Una sonrisa lo recibe, una sonrisa lo saluda, es su pequeño nieto Betito, tiene una mirada tierna, y Don Beto se estremece lo invita a pasar, y le dice que lo acompañe, pues tiene algo que mostrarle, juntos y de la mano se dirigen al cuarto, lo invita a sentar y entrega a sus pequeñas manos el carrito viejo de madera silvestre.
braavoo bravoo!! esaa es mi primaa jee jee!! obbvioo es mi fsamilia oqey no!! jiji super buenoo ehh!! lo publiqaree en el ywitter la pagiinaa!!
ResponderEliminar:D saludos prima!! y gracias por las ovaciones ... si compartelo, hay que dar difusiòn a mis pininos!
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